miércoles, 20 de marzo de 2013

EL ESPÍRITU DEL NIÑO MUERTO

"Cuando ocurren cosas, normalmente es a una persona o un grupo de personas compartiendo la misma experiencia, pero esto que voy a contar sucede en un pueblo, y ocurre a todos sus habitantes, los cuales ya están acostumbrados... Pero yo, como visitante, y mis primas, hemos vivido unas experiencias que a la gente de allí les parece "normales".

Fuimos a ese pueblo donde mis tíos tenían en las afueras una casa cerca del pantano. Para ir al pueblo tenías que seguir un camino de tierra durante cuatro kilómetros hasta llegar.

Como en la casa de noche nos aburríamos, mis tíos nos acercaban al pueblo en coche para que pasáramos allí unas horas con los chicos del pueblo. Era verano y las noches invitaban
a pasarlas hablando y disfrutando de compañía.

Los chicos del pueblo al principio nos parecían muy fantasiosos o que nos querían meter miedo. Decían que algunas noches se oía el gemido de un niño pidiendo ayuda... pero no venía de ninguna parte, sino de todo el pueblo. Cada uno de los habitantes lo oía en su propia casa, en la calle, en la tienda, en el bar... partía de las paredes, del suelo... a veces incluso sentían un empujón violento que los lanzaba al suelo... Contaban que
incluso una mujer embarazada perdió a su hijo en la plaza una tarde en la que se encontraba hablando con unas amigas al sentir que unas manos aprisionaban su vientre con tanta fuerza que la hizo abortar allí mismo. Ella estuvo a punto de morir y cuando se recuperó, se fueron del pueblo y no volvieron a él.

Les preguntamos que quién podría provocar esas cosas... y que después de lo de la mujer ¿cómo es que la gente no se va del pueblo también? Entonces nos contaron una especie de leyenda y del por qué creen que "eso" atacó tan ferozmente a la mujer.

Hacía unos diez años, unos niños del pueblo decidieron irse una noche de verano a otro pueblo vecino. Para ello tenían que atravesar un campo donde en uno de los laterales estaba el cementerio que compartían los dos pueblos y que se hallaba justo a la mitad del camino.

Cuando ya estaban bien avanzados oyeron un crujido a sus espaldas. Era el hermano menor de uno de ellos. Le instaron a que se volviese a casa pues no querían cargar con críos y éste se negó en rotundo, más que nada es que le daba miedo volverse solo.

Entonces decidieron despistarle. Al llegar a la altura del cementerio dijeron que iban a jugar para esconderse en él. Como había luna llena se veía bastante bien, este chico aceptó sin sospechar nada... Ya en el cementerio, uno contaba y los demás se escondieron todos juntos, mientras este chico se escondía en otro lado pensando que todos estaban haciendo lo mismo.

Cuando ya le perdieron de vista, los chicos se reunieron y salieron por una de las tapias dejando a este chico escondido. No podían evitar reirse de lo fácil que había resultado engañarlo hasta que oyeron un grito desgarrador... Al principio pensaron que se trataba de una broma, hasta que el segundo grito reaccionaron y volvieron a entrar en el cementerio... Estuvieron buscando por todas partes pero no le encontraron, gritaron su nombre, dieron vueltas y más vueltas y nada.

Al cabo de muchas horas, cuando ya despuntaba el alba decidieron buscar ayuda en el pueblo con la esperanza de que el chico les hubiese gastado una broma y se hubiese ido a casa.

Al llegar al pueblo, el hermano fue a su habitación, no había dormido allí, la madre le preguntó por su hermano pequeño y éste le tuvo que contar la verdad. La madre avisó al padre y éste a todo el pueblo... Salieron todos en busca del muchacho al cementerio.

Cuando llegaron allí, uno de los vecinos descubrió con terror que el cuerpo del chico se encontraba en una de las fosas que acababan de abrir días antes para un nuevo difunto... El chico tenía la cabeza reventada, los huesos de las piernas y de los brazos retorcidos en una figura grotesca, los ojos cristalizados por el pánico y la boca en una mueca de absoluto terror...

Fue un día negro en todo el pueblo, nadie se explicaba lo que había ocurrido allí. El hermano, con los años, fue internado en un psiquiátrico pues decía que su hermano se estaba vengando de él, le veía en todas partes, le pegaba... Los médicos le diagnosticaron neurosis obsesiva posttraumática, pero no podían explicar los contínuos moratones que aparecían por todo su cuerpo, incluso en la cara...

Al cabo de unos años, la madre de estos hermanos se quedó embarazada... y a los siete meses le ocurrió lo que ya contaron antes: Algo había provocado la muerte de su bebé y quizás su propia muerte de la que escapó por poco. Los chicos decían que los gritos que oían por las noches eran iguales que los que oyeron en el cementerio.

Oyendo esta historia la verdad es que les creímos... habíamos pasado un buen rato de miedo y nuestro tio nos vendría pronto a recoger para llevarnos a casa...

Cuando íbamos hacia el coche, sentí un golpe fuerte en mi espalda que me obligó a apoyarme en mi prima de una forma violenta. Casi nos vamos las dos al suelo... Miré hacia atrás, pero los chicos estaban hablando entre ellos a unos tres metros de nosotros.

Mi tío dijo que me había tropezado. Mi prima, sin convencerse del todo, fue hacia los chicos, cuando de repente volvió la cabeza hacia el otro lado de forma violenta... Dijo que alguien la había abofeteado... y tenía una mano marcada en la cara... una mano pequeña...

Nos asustamos muchísimo... y empezamos a gritar presas de la histeria... Los chicos vinieron a auxiliarnos mientras mi tío abría el coche rápidamente para meternos dentro. Los chicos hicieron una barrera con sus brazos protegiéndonos de lo que fuese y pudimos meternos en el coche. Por el cristal pude ver cómo golpeaban a algo invisible que les estaba atacando. Mi tio condujo a gran velocidad tocando el claxon como un loco. Al llegar a la casa llamó a mis otros tios y todos fueron al pueblo a ayudar a los chicos, pero ya todo había pasado. Éstos se encontraban agotados por la lucha, con arañazos, golpes... pero dijeron que estaban acostumbrados, que no pasaba nada.

Las agresiones en ese pueblo son esporádicas y no siempre a las mismas personas... pero ellos sienten que tienen que estar ahí para que ese niño que murió de forma tan violenta no esté solo... Llegará el momento en que pueda descansar en paz."
VALERIA

Valeria era una excéntrica joven, que no creía en lo paranormal. En clase, un grupo de jóvenes que si creían en eso, estaban hablando sobre temas de fantasmas y todo eso. Valeria los miraba por encima del hombro;como si fueran bichos raros.Una chica del grupo se percató de la mirada de asco de Valeria, y se acercó a ella.

¿De verdad crees en esas cosas?

En la sierra murió un hombre, y se dice que su alma no descansa en paz.
¿Te apuntas a venir con nosotros, y compruebas la veracidad de la existéncia de los fantasmas?

Claro. Pringada, no sé si me das miedo tú con esa cara de loca. Le respondió Valeria con frialdad.

Por la noche, Valeria y el grupo de chicos, fueron a la sierra, y allí se adentraron en un sitio apartado de las casas de los que por allí vivían.

Uno de ellos, se sacó de la mochila, una ouija y una copa. La puso en el 
suelo, e invito a Valeria y a sus amigos, a poner los dedos sobre la copa que se encontraba boca abajo. Una chica dijo:

Espíritus en pena, presentaos ante nosotros, y haced creer a la incrédula Valeria.Yo os convoco desde el mundo de los vivos, hasta la penunmbra de los lagos de fuego.

Valeria sin quitar el dedo de la copa, miraba a la chica con desprecio.

Esto es una estupidez, dejémoslo ya ¿creeis que me voy a sustar por esto, panda frikis?

De repente un viento fuerte y frío, azotó la zona donde estaban: una luz resurgió del tablero, y una llama proveniente del centro del tablero, absorbió a Valeria. Los demás chicos y chicas, salieron corriendo de allí, como alma que lleva el diablo.

Seis meses después, ese grupo volvió al lugar de los hechos y entre un árbol, apareció Valeria, pero estaba quemada, con los ojos rojos intensos, su pelo mojado, y sus ropas echa jirónes. Valeria se llevó al infierno a los chicos y chicas del grupo, que vieron como la ouija se la tragó. Los espíritus caprichosos, hicieron de Valeria, un alma en pena, que defiende la existencia de los muertos y quién se atreva a insultar su memoria, se verá sumergido en un tormento perpétuo.

EL LOCO DEL GARFIO

"Charles habia perdido el brazo derecho hasta el codo en la guerra. Tenía que llevar garfio, pero esto no le impedia trabajar. Lo hacia en el turno de noche del Seven Eleven y habia aprendido a manejar la caja registradora con la mano izquierda.
Una oscura noche, mientras volvía a casa del trabajo por un camino de tierra cercano al lago, le paso una cosa extraña. Al pasar cerca de una lúgubre arboleda, sintió que algo le agarraba del garfio y tiraba con fuerza. Salió corriendo a toda prisa, pero no conseguia desprenderse de esa sensación. Todavia seguia teniendola cuando se acostó en su cama arropandose hasta la cabeza.
A la mañana siguiente, su primer pensamiento fue que todo habia sido un sueño. Entonces dirigió su vista al garfio que colgaba a un lado de la cama. Enganchado a él había UN DEPORTIVO CON DOS ADOLESCENTES DENTRO!!!"

 
OTRA VERSION ES


"Joe y Molly llevaban poco tiempo saliendo juntos. Una tarde Joe llego con el coche a recoger a Molly y se la llevó a un lago muy frecuentado por los jovenes para... En fin, que estaban junto al lago en mitad del bosque, metiendose mano mientras escuchaban la radio para crear ambiente. De repente la voz de Barry White dejó de sonar para dar paso a un informativo especial: " Jeremy Bentham, el maniaco asesino atrapado la semana pasada, acaba de escapar del manicomio penitenciario, se recomienda maxima cautela puesto que es un hombre muy peligroso". La chica se extremecio: "Ese era el asesino del garfio no?" Joe respondio que si, sin darle importancia, y reanudó los toqueteos. Pero Molly estaba muy asustada y pronto empezó a querer irse a casa. Joe al principio se opuso, porque no entendia que se estropeara el momento por una estupida noticia, pero finalmente aceptó. Arrancó el coche y se dirigió a casa d la chica. Cuando llegaron a casa de Molly, él salió del coche, fue a abrirle la puerta a ella y allí se encontró, colgando, UN GARFIO!"
 

Se dice que hace muchos años en la época colonial de México en Michoacán en el pueblo llamado De los Urdiales, vivía el administrador de la Hacienda del Quinceo, llamado Don Juan de la Cadena Frigueros. Un Español que arruinado en su tierra natal, viajó a la nueva España a hacer fortuna.
Don Juan consiguió trabajo en calidad de administrador, con Don Pedro de la Coruña, Conde de la Sierra Gorda. Este tenía una hija muy hermosa que cautivó el corazón de Don Juan de la Cadena. Desgraciadamente el hombre no era tan rico para pretenderla, así que se dedicó a tratar de conseguir dinero de cualquier forma. Principalmente de la usura, pero, lo peor de todo es que por mucho tiempo, había rebajado en las rayas de los peones de la hacienda que administraba medio real.
Al señor don Pedro le decía que aquel medio era un ahorro que cada peón quería hacer para casarse, curarse o satisfacer cualquiera otra necesidad que a lo mejor se ofreciese. Y enseguida aquel dinero iba a dar a la usura. Finalmente Don Juan de la Cadena logró hacer una gran fortuna, y pidió la mano de la hija de don Pedro. Ésta le fue negada provocándole a Don Juan una depresión tal que lo llevó a la muerte.
Se dice que desde entonces por las noches su alma pena gritando-vengan por su medio-,lo hace durante una hora y después desaparece tratando de entrar a la que alguna vez fue su casa. Tal parece que fue castigado por sus robos, obligándolo a regresar todo el dinero que les quito a los peones, antes de poder descansar en paz. Por supuesto sabiéndolo muerto nadie acudió a sus llamados, y hasta el día de hoy sigue gritando… y así seguirá, pues nadie vive ya, que pueda reclamar tal dinero.